Os voy a contar una triste historia.
Un día de no hace mucho tiempo hubo un malvado volcán que tuvo la ocurrencia de activarse, y lo hizo a traición, sin avisar a nadie. Así que mucha gente, entre ellos, yo mismo se nos ocurrió hacer un viaje en esos mismos dias. Sacamos los billetes ignorantes por completo de las maldades de estos regalos de la Naturaleza.
Total que, todo inocente, me presenté en el aeropuerto de Santander con la sana intención de dar una sorpresa a mi madre. Pero, a partir de aquí, todo salió mal.
Primero, una botella de cacao que llevaba encima, se me derramó por completo sobre mi bonita chaqueta azul, tornándose inmediatamente en marrón. Despues, dejé olvidado mi móvil en el autobús, con lo cual me encontré totalmente incomunicado, cosa ideal para la situación que me iba a encontrar más tarde.
La situación fue que, gracias a los monumentales eructos del furioso volcán, se formó una nube de polvo incapaz de ser traspasada por el avión que me iba a ayudar a trasladarme a mi casa.
Como no hay mal que por bien no venga, conocí a una guapa chica donostiarra con la que decidimos ir a comer a un restaurante chino. Afortunadamente para no cambiar la suerte del día, el camarero nos entendió mal.
En lugar de dos menus nos sacó cuatro que fue demasiado para el cuerpo y para mi cartera.
Resumiendo, manché la chaqueta, perdí el móvil con lo que no pude comunicar la anulación del viaje a mi familia, perdí el vuelo, claro, pagamos cuatro menus en lugar de dos, y para alargar este magnífico dia, el siguiente autobús salía a las cuatro de la madrugada.
Llegué a San Sebastian hacia las siete de la mañana y me acosté inmensamente contento de que por fin, se había acabado este maravilloso día (con su noche).
No se lo deseo ni al peor de mis enemigos.
lunes, 26 de abril de 2010
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Sólo te faltaba que la guapa chica donostiarra resultara ser un travesti. Así que no te quejes que aún te podía haber ido peor.
ResponderEliminarEn cualquier caso, el tono del artículo indica que tienes un gran sentido del humor.....
Un saludo
Juanmari
Alex, sigue soñando que los sueños sueños son. Piensa que todo los soñaste y que todo terminó como en los cuentos infantiles. La rana se convirtió en la princesita de sangre azul y..........bla, bla, bla. Este cuento del avión y del volcán islandés acabó siendo felices y comiendo perdices. Arantza
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